01 mayo 2009

Áeas Grises 8

Romanos 14:13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.

Felizmente ha leído los primeros siete artículos en esta serie. Todo va junto. Pero este versículo pone énfasis en otra actitud que debería tener en todo lo que hace. No tengo que juzgar a otros. No tengo que criticarlos, juzgarlos, verlos por debajo, sentirme superior a ellos, etc.

Tengo que decidir esto, que no quiero ser de tropiezo en la vida de mi hermano. No quiero darle una oportunidad para caer.

De manera simple significa que hay cosas que puedo hacer y tengo plena libertad para hacerlas pero quizás no debería hacerlas. O si las hago debería tener cuidado cuando y dónde las hago. Esas cosas no están mal en sí, pero los cristianos más jóvenes podrían ser ofendidos y algunos incluso podrían caer en pecado.

Este es quizás el versículo que más molesta a muchos que quieren su libertad para vivir y hacer las cosas como les plazca. Ellos dicen junto con Caín que no son responsables de su hermano y que no son sus guardas. Pero el Espíritu Santo es muy claro. Hay cosas que son perfectamente legítimas que quizá no debería hacerlas.

No es una cuestión de si es correcto o no, sino de cómo será percibido. Cómo afectará a otros.

Hubo gente que se oponía fuertemente a comer carne que había sido ofrecida a los ídolos. Pablo prefería no lastimar a su hermano en lugar de disfrutar su libertad.

¿Es lo suficientemente maduro para darse cuenta que lo que hace afecta a otros? ¿Está dispuesto a refrenarse de lo que legítimamente puede hacer por el bien de otros?

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