Romanos 14:5-6 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
No estamos hablando de comida que comían y de días que respetaban o hacían diferencia. La verdad central en estos dos versículos es “Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.” No había orden o mandamiento directo aquí. Pablo felizmente hubiera dado uno si Dios le había dado uno. Él no tenía problemas en ser super rectos y todos sabemos eso. Simplemente ponga que hay algunas cosas que Dios no nos ha dicho qué hacer. Él nos ha dado principios
Incluso nos deja llegar a nuestra propia conclusión si no ha hablado estrictamente. No hay alguna clave diciendo que uno tiene la razón y el otro está equivocado. No dice que uno es más espiritual que el otro.
Simplemente dice que cada uno esté plenamente convencido en su propia mente y que haga cualquier cosa que decida porque quiere hacerlo así para el Señor.
Había gente en la iglesia que no comería carne de ninguna manera. Otros comerían carne si supieran que no había sido ofrecido a los ídolos. Otros simplemente comían carne y la disfrutaban. ¿Quién tenía razón? Ellos odiaban a los ídolos, todos lo hacían. ¿Pero qué agradaría a Dios? Pablo dice bien, ora y busca al Señor. Cualquier cosa que hace en tu corazón, tu obedece. Simplemente está convencido en tu propia mente.
Estas eran personas en la iglesia que eran muy serios en guardar los días santos como el día de reposo. Algunos habrían querido seguir honrando el sábado, otros el domingo, otros pensaban que todos los días eran parecidos.
¿Cuál es la respuesta correcta? Pablo dice, busca al Señor, ora y considéralo. Luego cuando estés plenamente convencido en tu propia mente, simplemente haz para el Señor lo que piensas que es correcto.
Hay muchas áreas grises en nuestras vidas. No tenemos una palabra directa del Señor. ¿Qué tenemos que hacer? La respuesta se encuentra en este pasaje. Busque al Señor. Esté plenamente convencido en su propia mente. Haga lo que sea para Él.
28 abril 2009
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