Primera parte
La discusión es sobre qué comer y qué no comer. Uno de los creyentes siente que estaría bien comer y otro dice no. ¿Cómo tenemos que reaccionar frente estas “áreas grises” y a nuestro trato el uno con el otro? ¡Somos una familia! Nuestra salvación no está determinada por estas cosas que son cuestionables. Aquí no estamos hablando de salvación, la sangre de Cristo, la Palabra de Dios, etc. Estamos hablando de comer legumbres. ¿Las comemos o no?
¿Entonces cómo nos vamos a tratar el uno con el otro? Muchas veces nos dividimos por estas cosas pero el Espíritu Santo aquí dice que uno no menosprecie o mire por debajo al otro, y el segundo hermano no tiene que juzgar al primero. ¡No hay algo bíblico sobre dividirse por estas áreas!
Pienso que hay un problema mayor en nuestras iglesias y entre los hermanos en Cristo. El que toma la libertad para hacer algo comienza a pensar que es más maduro y alardea de su libertad ante otros. Actúa de manera superior. Actúa como que el que escoge no comer las legumbres es un tonto. Se burla de él.
Eso no es lo que Dios nos dice que hagamos en este pasaje. Él nos dice que no menospreciemos o miremos por debajo al hermano.
El otro hermano se va al extremo opuesto. Él piensa que la otra persona no ama a Dios, que no está agradando a Dios y no puede tener el poder de Dios en su vida. Él parece indicar que el otro hermano obviamente no ha leído su Biblia, no ha orado sobre ello y que está viviendo en abierta rebelión y por consiguiente no es un buen cristiano.
Eso nuevamente no es lo que Dios nos dice que hagamos en este pasaje. Nos dice que no juzguemos o seamos críticos. Hay áreas no esenciales en nuestras vidas. Deberíamos estar de acuerdo en las grandes verdades fundamentales y dar a nuestros hermanos su libertad en Cristo.
24 abril 2009
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